Introducción por Norberto Ferrer
El deseo
Desear es no tener, es pretender, es echar de menos. Ello configura al deseo como estructuralmente insatisfecho. El sujeto recibe su deseo articulado en el lenguaje y la palabra.
Su deseo está pues prisionero de los condicionamientos y sujeciones del mensaje y del deseo del Otro parental y social, que lo conforman y también lo alienan. La consecuencia es el dolor y el empobrecimiento, ya que no conoce las causas de su auténtico deseo.
Este deseo humano —que “los moralistas anestesiaron, los educadores domesticaron y las academias traicionaron” (Lacan)— encuentra en el psicoanálisis, que es la cura por la palabra, su singular autenticidad y libre expresión.
La neurosis
El neurótico vive atrapado entre la espada y la pared con su deseo acorralado entre el síntoma y el fantasma. La pasión por el desconocimiento tiene su evidencia en la neurosis obsesiva, donde la configuración del deseo como imposible (pues el sujeto nunca corre los riesgos a los que el deseo expone) comulga con la convición de que el deseo mata.
También esa pasión por el desconocimiento se manifiesta en la neurosis histérica. La configuración del deseo como insatisfecho en la histeria impone la convicción de que cualquier intento de satisfacción hace enloquecer.
La fobia
El deseo prevenido se manifiesta en la fobia, que lleva a la evitación y al trastorno constante del mantenimiento de la distancia adecuada en la vinculación con los otros.
La perversión
En la perversión, el deseo anonadado se consagra a la Voluntad del goce del Otro, alienándose a él. Y en las psicosis el deseo alienado y dislocado lleva al sujeto al caos y la desolación.
El deseo de psicoanalista
El deseo de psicoanalista es un deseo advertido —en el sentido de que no puede desear lo imposible— que es opuesto a la pasión por el desconocimiento.
Teniendo esto en cuenta, la escucha de un discurso bajo transferencia permite al psicoanalista hacer un diagnóstico de la estructura del sujeto.
También de las particularidades y el discurrir de su deseo inconsciente, orientando así, con acierto, la dirección de la cura hacia una práctica terapéutica liberadora que tiene un principio y un fin.
(Texto de introducción de la publicación: Psicoanalisis, las palabras que curan. Clinica de las neurosis, las psicosis, las perversiones…)
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