Descenso del prestigio del valor paterno

Descenso del valor paterno

El descenso del prestigio del valor paterno —que sin embargo aún pervive en las religiones— desplaza su apuesta a otros horizontes.

¿Qué valores en alza suplen ahora ese lugar de ideal social? Visualizamos tres:

  • la ideología de la ciencia: La ciencia que aporta progreso y beneficios indiscutibles para el desarrollo y el bienestar humanos también desarrolla, sin embargo nuevas etiquetas, nuevas recetas, nuevas soluciones para que, aparentemente, nada falte, con la promesa de la anulación del malestar, el sufrimiento y la culpa, con drogas o fármacos diversos que distraen y alienan, anulando la subjetividad y potenciando lo imaginario. 
  • los ideales de goce colectivo: los ideales del mercado y de la sociedad de consumo que prometen la satisfacción de todos los deseos, incentivando una distracción y una dispersión alienante 
  • las nuevas caricaturas paternalistas autocráticas: representadas por algunos de los líderes actuales de la globalización y la mundialización que anulan la particularidad, delinquen robando, agrediendo y asesinando las diferencias y la diversidad. Me refiero a la tiranía de los líderes que rigen el destino de algunas naciones, así como a la impunidad, corrupción y delincuencia económica de los prohombres de cuello blanco.

Insistencia del malestar y respuestas terapéuticas

A pesar de los tres valores en alza que vienen a suplir el descenso del prestigio del valor paterno y ocupan ahora ese lugar de ideal social patriarcal, la interrogación sobre el lugar de la sexualidad y de la existencia del sujeto en este mundo insiste.

Insiste en lo real de los síntomas, en la angustia, en la inhibición, y en la infinidad de malestares y síntomas, actuales y futuros, que hacen imposible la robotización humana.

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Las palabras que curan

libro sobre la importancia de las palabras en psicoanálisis y el tratamiento de los síntomas

Introducción por Norberto Ferrer

El deseo

Desear es no tener, es pretender, es echar de menos. Ello configura al deseo como estructuralmente insatisfecho. El sujeto recibe su deseo articulado en el lenguaje y la palabra.

Su deseo está pues prisionero de los condicionamientos y sujeciones del mensaje y del deseo del Otro parental y social, que lo conforman y también lo alienan. La consecuencia es el dolor y el empobrecimiento, ya que no conoce las causas de su auténtico deseo.

Este deseo humano —que “los moralistas anestesiaron, los educadores domesticaron y las academias traicionaron” (Lacan)— encuentra en el psicoanálisis, que es la cura por la palabra, su singular autenticidad y libre expresión. Continuar leyendo «Las palabras que curan»